Las 5 averías más habituales de tu frigorífico y cómo evitarlas

En el post de esta semana hablaremos de las 5 averías más habituales que sufren los frigoríficos y cómo se pueden evitar. Sigue leyendo…

1. No vigilar el desagüe de la bandeja recoge aguas

Los frigoríficos no frost tienen una cualidad especial: transportan el frío desde el congelador a la zona de refrigeración con ayuda de un ventilador.

Pero si en la bandeja ideada para recoger el agua se acumula hielo, el conducto por el que debe transitar el aire se verá obstruido y esto imposibilitará al ventilador llevar a cabo su función.

Es decir, tu frigorífico no estará haciendo bien su trabajo, gastará más energía tratando de conseguirlo en vano, y la comida se conservará peor. 

Y todo por no echar un ojo de tanto en cuando a esa bandeja y descongelar y limpiar en caso de atasco. Fácil de evitar, ¿verdad?

 

2. Acumular más nieve que Candanchú en tu congelador

Sentir nostalgia de la Semana Blanca no es impedimento para limpiar las pistas de la zona más fría de tu frigorífico.

Cuando se produce “nieve” muy rápido, puede deberse a tres motivos:

– Que el termostato esté demasiado alto. Esto demandará un trabajo excesivo a tu electrodoméstico más goloso, algo que unido al hecho de que mantengas demasiado tiempo (y demasiadas veces) la puerta abierta, terminará produciendo más hielo.

– Otra posibilidad es que el circuito de condensación no esté bien ventilado. Esto puede pasar si no dejas suficiente espacio libre en la parte trasera del aparato, el aire no circula con facilidad o su temperatura se vicia excesivamente, sobre todo en los meses de verano.

Dentro de esta opción, está otro de los descomunales y muy habituales errores de mantenimiento del frigorífico: no limpiar el serpentín —la famosa parrilla metálica, generalmente negra— del polvo que va acumulando.

Algo que, irremediablemente, también conducirá al calentamiento progresivo de su contenido y, finalmente, a la avería, pasando por un sobrecoste en tu factura eléctrica.

– La tercera opción es que el termostato esté roto.

 

3. Tener el frigo demasiado lleno

Tu madre te diría que tenerlo demasiado vacío es aún peor pecado. Pero lo cierto es que, cuando acumulas demasiada comida y no la organizas bien, el aire frío no puede circular libremente por cada rincón de la nevera.

Y esto significa que tus alimentos no serán refrigerados de forma correcta, estropeándose antes y perdiendo calidad y valores nutritivos mucho más rápido.

 

4. Colocar el frigorífico cerca de fuentes de calor

El horno o un radiador no son los mejores compañeros de metro cuadrado de tu nevera.

Su presencia hará que tenga que sobre esforzarse para mantener la misma temperatura exigida en su termostato, y esto hará subir, de nuevo, tu factura de la luz, multiplicando además las posibilidades de que se averíe.

 

5. Enchufarlo directamente a la red eléctrica o a través de regletas baratas

Meter circuitos electrónicos en todas partes para multiplicar sus funciones es genial… hasta que estos se rompen y aparecen averías que hace dos décadas no podíamos imaginar.

Son más sensibles que el resto del aparato a cortes de luz y subidas de tensión, por lo que te recomiendo vivamente que te hagas con regletas eléctricas de protección para conectar tu nevera a la red eléctrica.

 

Fuente Home Serve

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